Esta semana, nuevo comisionado del CTP de la FDA al corriente en X que
“Es hora de tomar medidas contra los productos ilegales que se venden en las tiendas de vapeo que proliferan en todos los barrios de Estados Unidos, perjudicando a los niños de nuestra nación”.”
En 2019, cuando el pánico por el vapeo entre adolescentes alcanzó su punto álgido, la administración Trump propuso inicialmente prohibiciones generales de los productos de vapeo con sabor. Sin embargo, tras la indignación pública de millones de vapeadores adultos, propietarios de pequeños negocios y defensores de la reducción de daños, el presidente Trump cambió de estrategia y prometió proteger las opciones de vapeo con sabor para adultos, abordando al mismo tiempo el acceso de los jóvenes mediante la aplicación de la ley, no mediante la prohibición.

Si avanzamos rápidamente hasta hoy, esa promesa parece un recuerdo lejano.
A pesar del creciente número de científicos evidencia Si bien la FDA apoya el vapeo como una alternativa mucho más segura que los cigarrillos convencionales, continúa denegando o retrasando la autorización de casi todos los productos con sabor. Mientras tanto, ofrece poca claridad sobre cómo las empresas pueden completar con éxito el proceso de solicitud de autorización previa a la comercialización (PMTA, por sus siglas en inglés). Peor aún, la agencia suele confundir la experimentación juvenil con el consumo a largo plazo, ignorando los datos que muestran una disminución drástica del vapeo entre adolescentes desde 2019.

Sigue siendo el asesino del #1... y sigue siendo ignorado.
Seamos claros: El tabaquismo sigue siendo la principal causa de muerte. causa de muertes prevenibles en los EE. UU. Mata a casi medio millón de estadounidenses cada año. Sin embargo, en lugar de ampliar el acceso a alternativas menos dañinas, la FDA parece decidida a restringirlas, especialmente las opciones con sabor, que son fundamentales para los fumadores adultos que intentan dejar el tabaco.
Este enfoque de tolerancia cero, propio de la prohibición, no solo no resuelve el problema del tabaquismo, sino que lo empeora. Los adultos se ven empujados al mercado ilícito, donde los productos no están regulados, no se someten a pruebas y, a menudo, son inseguros. Las tiendas y fabricantes de vapeo legítimos que intentan cumplir con las normas son castigados, mientras que los delincuentes prosperan en la clandestinidad.
Los datos son claros, ¿por qué no lo es la política?
Numerosos estudios confirman que vapear es significativamente menos dañino que fumar. Las agencias de salud pública del Reino Unido y Nueva Zelanda lo recomiendan activamente como herramienta para dejar de fumar. Sin embargo, en Estados Unidos, la reticencia y la hostilidad de la FDA siguen frenando el progreso.
La solución no es complicada: aprobar los productos que cumplan con las normas de seguridad, centrar la aplicación de la ley en los infractores y dejar de tratar todo el consumo de nicotina por igual. Los fumadores adultos merecen tener acceso a las herramientas que les ayuden a dejar de fumar, y los sabores forman parte de esa ecuación.
Un llamado a la acción
La continua ofensiva de la FDA contra los cigarrillos electrónicos con sabor contradice la evidencia científica, desaprovecha una oportunidad para la salud pública e incumple la promesa hecha a millones de estadounidenses que recurrieron al vapeo para dejar de fumar. Es hora de un cambio, no solo en las políticas, sino también en la perspectiva.
La salud pública debería tratar sobre reducir el daño, no alimentar el pánico moral.
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