La opinión de los vapeadores y por qué los políticos deben tenerla en cuenta

Desde la World Vapers' Alliance hemos llevado a cabo una Encuesta sobre el vapeo en el mundo en la que han participado más de 415 vapeadores de 36 países distintos. Las respuestas confirman algunas intuiciones que los políticos deben tener en cuenta a la hora de legislar el vapeo, cuentos como la importancia de los sabores para dejar de fumar, el daño que las subidas de impuestos sobre el vapeo infligen a los vapeadores o el muy bajo grado de satisfacción con la regulación actual del vapeo.

La primera observación que podemos destacar de la encuesta es que el vapeo es una herramienta utilizada mayoritariamente por fumadores para dejar de fumar. En ningún caso es la puerta de entrada al tabaco. El 80,1% de los participantes de la encuesta respondieron ser fumadores antes de vapear y la mayoría (66,1%) conoce tan sólo entre 0 y 2 vapeadores que no fumaran antes de iniciarse en el vapeo.

En cuanto a las preferencias de los vapeadores, la encuesta refleja la enorme importancia de los sabores. Al ser preguntados si prefieren el sabor del tabaco u otros sabores distintos al mismo, tan sólo un 3,4% de los encuestados afirma preferir el del tabaco. El 73% respondió preferir otros sabores mientras que un 23,6% prefiere vapear con ambos. Además, a aquellos que respondieron preferir los sabores de vapeo diferentes a los del tabaco se les preguntó qué harían en caso de que se prohibieran. Mayoritariamente, el 45,7% admitió que recurriría al mercado negro para conseguirlos, mientras que un 7,1% reconoció que se verían forzados a volver a fumar cigarrillos tradicionales. Esto pone de manifiesto la importancia de mantener los sabores de vapeo disponibles. La comunidad científica había ya demostrado que los dispositivos de vapeo con sabores se asocian con un incremento del 230% en la probabilidad de dejar de fumar en adultos y que prohibirlos empujar a los vapeadores al mercado negro o de vuelta al tabaco, con consecuencias muy negativas para la salud pública. Los resultados de nuestra encuesta son consecuentes con la evidencia científica, por lo que instamos a los legisladores a tenerlos en cuenta a la hora de tomar decisiones legislativas sobre los sabores de vapeo.

Otro de los peligros a los que se enfrentan los vapeadores es el de la fiscalidad. En el caso de que los precios de los productos de vapeo se incrementaran como consecuencia del establecimiento de impuestos especiales al vapeo o de subidas de los impuestos actuales, casi un tercio de los encuestados dijo que intentarían conseguir los productos en el mercado negro a un precio. inferior, mientras que un 5,9% afirmó que volvería a fumar tabaco. Por tanto, es clave que los productos de vapeo se mantengan económicos y que los impuestos que los graven no sean demasiado elevados para no generar un impacto negativo en la salud pública. 

Por último, los participantes fueron preguntados acerca de la regulación del vapeo y de la visión que se da del mismo en los medios de comunicación de sus países. La mayoría de los encuestados suspende la regulación del vapeo en su país, pues el 59,4% de los participantes le asignó una puntuación entre 1 y 4 en una escala del 1 al 10. Encontramos resultados aún menos satisfactorios en cuanto a la cobertura del vapeo. por los medios de comunicación: el 75% de los encuestados piensa que el trato que recibe el vapeo en los medios de su país es negativo. 

La opinión de los vapeadores reflejada en esta encuesta debe tomarse en cuenta en los procesos de regulación del vapeo. Los vapeadores son los más interesados en que sus productos se regulen, pero esta regulación debe basarse en la evidencia científica y en la implicación que podría tener sobre ellos y sobre la salud pública. Una regulación antivapeo que prohibiera los sabores y subiera los impuestos a los productos no conseguiría mejorar el estado de la salud pública: simplemente desplazaría a muchos vapeadores al mercado negro – donde los productos no cumplen estándares de calidad ni son tan seguros como en el mercado legal – y obligaría a otros tantos a dejar de fumar. La regulación debe ser inteligente y permitir a los vapeadores mantenerse libres de humo del tabaco a la vez que ayuda a los fumadores actuales a dejar los cigarrillos.