Esta semana, un nuevo proyecto de ley fue presentado en el Senado de Argentina con el objetivo de restringir el uso de productos de vapeo entre los menores de edad. El texto, impulsado por la senadora Silvina García Larraburu, propone endurecer las sanciones por venta de vapeadores a menores, así como prohibir su exhibición, publicidad y promoción, incluso en puntos de venta.
Desde la World Vapers’ Alliance apoyamos firmemente la intención de proteger a los menores, pero creemos que esta propuesta pierde de vista el verdadero problema: en Argentina, el vapeo está prohibido desde hace más de una década, y esa prohibición ha fracasado.
Lo que propone el proyecto
Entre las principales medidas, el proyecto plantea:
- Prohibir la venta y entrega gratuita de productos de vapeo a menores de edad.
- Sancionar con multas, clausuras y decomisos a quienes infrinjan esta norma.
- Prohibir toda forma de publicidad, promoción o patrocinio de productos de vapeo.
- Impedir su exhibición en puntos de venta.
Lo que apoyamos
Desde nuestra campaña Vapeo-ansvarig, celebramos que el proyecto busque limitar el acceso de menores a productos que no deberían consumir. También respaldamos que se impongan sanciones claras a quienes violen esta norma.
Proteger a los menores es esencial. Pero proteger significa hacer algo más que prohibir. Muchas de las medidas que propone el proyecto de la senadora García Larraburu ya existen en la normativa actual. La disposición administrativa de la ANMAT prohíbe desde 2011 su distribución, comercialización, publicidad y promoción para todos los públicos.
Esta prohibición ha fomentado el desarrollo de un mercado informal en el que se venden productos de dudosa procedencia a cualquiera, incluidos los menores de edad. Por el contrario, en países donde está debidamente regulado, los productos gozan de controles de seguridad y calidad y la venta a menores está fiscalizada, penalizada y mucho más limitada que en contextos prohibicionistas como el argentino.
Lo que falta: una regulación real
Hoy en día, millones de argentinos siguen vapeando, accediendo a productos por canales informales, sin control de edad, sin control de calidad y sin información confiable. La prohibición no ha funcionado, y el hecho de que la protección de los menores siga siendo objeto de discusión es una prueba más de su fracaso.
Es necesario pasar de la prohibición al control real mediante regulación. Es necesaria una regulación moderna que aborde el problema del uso infantil a la vez que brinda a los adultos fumadores una herramienta comprobada para dejar el cigarrillo y consumir nicotina de forma más segura.
Cómo evitar la venta a menores: regulación y control en tiendas especializadas
Si de verdad queremos evitar que los productos de vapeo lleguen a los menores de edad, necesitamos un sistema que permita controlar su venta de manera efectiva. Para eso, no alcanza con la prohibición general: lo que hace falta es permitir su venta legal en tiendas especializadas, donde se pueda:
- Verificar la edad de los compradores con documentos oficiales.
- Ofrecer información clara y precisa sobre el producto.
- Garantizar que los productos cumplan con estándares de calidad y seguridad.
En el mercado informal nadie controla nada. Hoy es más fácil para un menor comprar un vapeador en redes sociales o en un kiosco sin regulación que en un entorno supervisado. Esto no solo expone a los jóvenes a productos adulterados, sino que pone en riesgo a todos los consumidores.
Publicidad e información: claves para la reducción de daños
Uno de los puntos preocupantes del proyecto es la intención de prohibir toda forma de publicidad y promoción. Esto no sólo limitaría la oferta informativa, sino que impediría que los consumidores conozcan la diferencia de riesgo entre fumar y vapear.
La evidencia es clara: según múltiples revisiones científicas —como las de Public Health England y Cochrane— vapear es al menos un 95% menos dañino que fumar y la herramienta más efectiva para dejar el cigarrillo. Comunicar esa diferencia salva vidas. Ocultarla, pone vidas en riesgo.
No se trata de promover el vapeo entre quienes no fuman, sino de garantizar que los fumadores que no logran dejar el tabaco por otros medios conozcan y puedan acceder a una alternativa legal, segura y regulada.
La oportunidad de hacer las cosas bien
Argentina tiene la oportunidad de corregir su rumbo. Regular el vapeo no es promoverlo: es proteger mejor. Es permitir el acceso legal para adultos, establecer estándares de calidad, fiscalizar la venta a menores y fomentar campañas educativas basadas en evidencia, no en miedo.
Desde la World Vapers’ Alliance hacemos un llamado al Congreso para que se avance hacia una regulación moderna, científica y efectiva, que ponga en el centro la salud pública, los derechos de los consumidores y la protección de los menores. Es el momento de cambiar. El país necesita una política más inteligente y valiente, capaz de reducir el tabaquismo y proteger a quienes más lo necesitan.