Aunque en Argentina sigue vigente la prohibición del vapeo desde 2011, la ciencia y las políticas públicas en el mundo han avanzado en otra dirección. En Argentina, millones de personas acceden a productos sin control ni regulación, mientras se pierden oportunidades de mejora en salud pública, recaudación fiscal y desarrollo industrial. En este marco, la campaña Vapeo Responsable asegura que es hora de una nueva regulación.
En 2011, la ANMAT prohibió la comercialización, importación y publicidad de los cigarrillos electrónicos en Argentina. Esta medida, basada en el principio de precaución, respondía a la falta de evidencia científica sobre la seguridad del vapeo y su eficacia para dejar de fumar. En aquel momento, no existían estudios sobre sus riesgos y beneficios.
Catorce años después, el panorama es radicalmente distinto: el conocimiento científico ha avanzado, millones de personas en el mundo han dejado de fumar utilizando cigarrillos electrónicos, y cada vez más países lo incorporan en sus políticas de salud pública. Sin embargo, en Argentina, la prohibición sigue intacta.
Hoy es necesario preguntarse: ¿ha funcionado la prohibición? ¿Ha reducido el consumo? ¿Ha protegido a los jóvenes? ¿Ha mejorado la salud pública? Lamentablemente, la respuesta a todas esas preguntas es no.
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