En toda Europa, el tabaquismo sigue siendo uno de los problemas de salud pública más acuciantes, pero el enfoque de la UE para alcanzar el objetivo de un mundo sin humo está en problemas. Con las estrategias actuales contra la reducción de daños, se prevé que la UE no alcance su objetivo de alcanzar una tasa de tabaquismo del 51% en 2040, es decir, que no pasen 60 años. En países como Alemania, la tasa de tabaquismo sigue rondando el 30%, y el 15% de los adolescentes también fuman. Estos datos sugieren que los enfoques existentes, especialmente las medidas estrictas contra el vapeo, no solo han fracasado, sino que podrían estar empeorando la situación. En lugar de reevaluar estas políticas ineficaces, algunos responsables de las políticas de la UE están redoblando sus esfuerzos al proponer restricciones aún más estrictas, incluida la limitación del acceso a alternativas a la nicotina menos dañinas, como el vapeo, las bolsas de nicotina y los productos de tabaco calentados. Es una estrategia preocupante, especialmente cuando se están restringiendo opciones más seguras mientras que los cigarrillos tradicionales siguen siendo accesibles.
En cambio, los modelos de reducción de daños de Suecia y Nueva Zelanda han logrado importantes victorias en materia de salud pública al adoptar un enfoque totalmente diferente. En lugar de limitarse a imponer prohibiciones, estos países han permitido a los fumadores cambiar a productos menos nocivos como el snus, los vaporizadores y las bolsitas de nicotina. Suecia, por ejemplo, tiene las tasas de tabaquismo más bajas de Europa y ha reducido drásticamente sus tasas de enfermedades relacionadas con el tabaquismo, incluido el cáncer. Al apoyar el acceso a alternativas menos nocivas, Suecia ha demostrado que la reducción de daños funciona y que las políticas pragmáticas y favorables al consumidor son clave para alentar a las personas a dejar de fumar.
Nueva Zelanda ofrece otro ejemplo convincente de reducción eficaz de daños. En los últimos cinco años, Nueva Zelanda ha logrado reducir a la mitad su tasa de tabaquismo, en gran medida centrándose en alternativas accesibles y reguladas. Hoy, el país está en camino de convertirse en el próximo país en lograr la condición de libre de humo, con menos del 5% de los adultos que fuman. El éxito de Nueva Zelanda es un testimonio de la eficacia de los productos de nicotina regulados y de riesgo reducido para el consumidor a la hora de ofrecer resultados más rápidos y mejores para la salud pública. Al priorizar políticas basadas en la ciencia que aborden las necesidades de los fumadores, Nueva Zelanda ha demostrado que una regulación sensata de alternativas más seguras puede impulsar un cambio significativo, reduciendo rápidamente las tasas de tabaquismo.
Mientras la UE sigue luchando contra políticas ineficaces, las experiencias de Suecia y Nueva Zelanda ofrecen una hoja de ruta convincente. En lugar de restringir las alternativas más seguras, los responsables de las políticas de la UE deberían centrarse en la reducción de daños basada en evidencias. Un marco regulado que distinga entre el tabaquismo y las alternativas más seguras podría ayudar a la UE a dar pasos reales hacia un futuro más saludable y sin humo.