El pasado febrero, el Ministerio de Asuntos Sociales de Suecia anunció planes para prohibir los sabores de vapeo. El anuncio sorprendió a muchos, sobre todo teniendo en cuenta que en 2018 Suecia alcanzó el estatus de país libre de humo al aprobar el uso de otro producto alternativo a la nicotina. Expertos y grupos de reducción de daños del tabaco protestaron contra la prohibición, destacando las repercusiones que tendría en los exfumadores.
El director de la Alianza Mundial de Vapeadores (WVA), Michael Landl, argumentó que, de entrar en vigor la medida, los 150.000 exfumadores suecos que actualmente vapean podrían verse obligados a volver a fumar. ’Prohibir los sabores podría obligar a miles de exfumadores suecos a retomar el hábito. Las investigaciones demuestran que los vapeadores tienen más del doble de probabilidades de dejar de fumar con sabores. Si se prohíben, 150.000 vapeadores —el equivalente a casi toda la población de Uppsala— perderían sus sabores y podrían volver a fumar. Esto supondría un importante retroceso en la lucha contra el tabaquismo y las enfermedades relacionadas“.”
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