Puede que este artículo del blog suene un poco como una queja para algunos, pero creo que todos los que suelen leer este contenido estarán de acuerdo con mi frustración.
Estas opiniones son mías.
Si echas un vistazo a la comunidad de THR, verás que muchos son iguales: personas que abandonan el juego por accidente.
A los vapeadores nos ENCANTA compartir nuestra historia de cómo dejamos de fumar porque todavía nos sorprende haber logrado dejar de fumar con éxito.
La mayoría de ustedes conocen mi historia, pero aquí entraré en más detalles para mostrar por qué mi frustración me lleva a escribir esta publicación.
A los 30 años tuve un coágulo de sangre. Según WebMD.com “YSe pueden tener trombos en las venas profundas a cualquier edad, pero suelen afectar a personas mayores de 40 años. Mi médico recalcó que mi caso era poco común y que debía dejar de fumar. Sabía que tenía razón; lo había oído toda la vida. Familiares y amigos preocupados, y gente que me lo decía casi a diario, me recordaban que sabía que los cigarrillos eran mortales y que estaba acortando mi vida al no dejar de fumar.
Mi coágulo de sangre me cambió la vida. Tenía que llevar siempre conmigo una caja para desechar jeringas, ya que debía administrarme las inyecciones de Lovenox que me recetaron cada 12 horas exactas. Estas inyecciones deben aplicarse a pocos centímetros del ombligo, y duelen muchísimo. Además, como este medicamento es anticoagulante, provoca hematomas al administrárselo uno mismo.
Mi estómago parecía una diana azul y negra. Un recordatorio constante cada mañana al verme en el espejo. Mi decisión de fumar era la razón por la que estaba en esta situación.
Probé todas las opciones que me recomendó mi médico. Ninguna funcionó.
¿Adivinen qué hice? Fumé. El hábito me tenía tan atrapado que me obligó a arriesgar aún más mi salud, aunque yo mismo era un claro ejemplo de por qué debía dejarlo.
Entonces, ¿por qué estoy frustrado?
Como mencioné antes, a los defensores del vapeo les ENCANTA contar sus historias. Estas historias se descartan como anecdóticas. Pero, ¿cuándo se convierten las anécdotas en datos reales? Una o dos historias, bueno, pueden ser anécdotas. ¡Pero cuando tienes miles y miles de historias reales de exfumadores que han dejado de fumar! Eso sí que son datos.
Se nos dice que la evidencia anecdótica se basa en relatos individuales en lugar de en investigaciones o estadísticas fiables, por lo que puede no ser válida.
Pero la evidencia anecdótica puede completar el panorama. Evidencia anecdótica puede ser un indicador importante de la necesidad de realizar más estudios.
En mi opinión, es hora de que la salud pública preste atención a estas anécdotas. La comunidad de THR no se detendrá, e ignorar a todos estos adultos con estas increíbles historias de superación es un error.
Estas historias merecen ser escuchadas, comprendidas y consideradas como datos reales a la hora de formular políticas y tomar decisiones. Cada día mueren personas por enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Esto debería ser motivo suficiente para cambiar la forma en que la salud pública interpreta estas “anécdotas”.
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