La batalla de África contra el tabaquismo: ¿Puede la prohibición descarrilar el objetivo de Goa de 2025?

África se enfrenta a un momento crítico en su lucha contra el tabaquismo, ya que se acerca el objetivo mundial de 2025 de una reducción relativa del 30% en el consumo de tabaco. Si bien el continente ha avanzado en la implementación de medidas de control del tabaco, la creciente popularidad de los productos alternativos a la nicotina ha generado debates sobre la prohibición frente a la regulación.

Las bolsas de nicotina y los vapeadores han sido el centro de un intenso debate entre legisladores, padres y la comunidad de salud pública. Por un lado, las investigaciones demuestran que las bolsas y los cigarrillos electrónicos son considerablemente más seguros que los cigarrillos comunes, ya que liberan nicotina sin quemar el tabaco, que genera toxinas cancerígenas. Por otro lado, el aumento del consumo de nicotina entre los jóvenes en los últimos años ha suscitado dudas sobre la adicción a la nicotina entre los adultos jóvenes.

¿Pueden las políticas restrictivas impulsar el comercio ilícito de productos de nicotina?

El aumento de los productos ilícitos de tabaco y nicotina pone de relieve el fracaso de las estrategias prohibicionistas. Con los impuestos entre los más altos del mundo, los productos legítimos se han vuelto inasequibles para muchos en África. Al no poder acceder a opciones reguladas, legales y más seguras, los fumadores están recurriendo a productos ilícitos.

La suspensión temporal de las bolsas de nicotina en Kenia, por ejemplo, un producto acogido por defensores de la reducción de daños a nivel mundial como una alternativa menos dañina al tabaco, no ha reducido la demanda. Al contrario, ha creado un floreciente mercado negro donde el control de calidad es inexistente y los consumidores quedan expuestos a productos no regulados y potencialmente dañinos.

Los mercados negros de bolsas de nicotina y cigarrillos electrónicos han surgido, en gran medida, debido a los estrictos marcos regulatorios y la limitada disponibilidad legal en muchos países africanos. Los altos impuestos especiales, las prohibiciones absolutas y la insuficiente educación del consumidor suelen llevar a los consumidores a fuentes no reguladas. Las redes de contrabando aprovechan estas lagunas regulatorias para suministrar productos sin licencia, que suelen ser más baratos, pero de dudosa calidad y seguridad, lo que a menudo resulta en un aumento de las tasas de tabaquismo y la delincuencia.

La demanda de productos de reducción de daños se debe a la creciente concienciación sobre los riesgos para la salud asociados al tabaquismo tradicional y a la creciente aceptación de sistemas alternativos de administración de nicotina. Sin embargo, las políticas restrictivas —como las prohibiciones totales en países como Uganda y las severas restricciones a la importación en otros— han limitado el acceso a opciones más seguras y reguladas. En consecuencia, los consumidores recurren al mercado negro para satisfacer sus necesidades, exponiéndose a productos no regulados y potencialmente peligrosos.

¿La regulación basada en evidencia supera a la prohibición?

La regulación del consumo de nicotina debe equilibrar la reducción de daños, la protección del consumidor y expectativas realistas sobre el comportamiento humano, a la vez que facilita la toma de decisiones informadas. La regulación debe proporcionar a los consumidores información precisa y garantizar una fabricación y comercialización transparentes y fiables, sin obstaculizar la innovación.

Los intentos de frenar el consumo de nicotina mediante la prohibición o una regulación agresiva no solo han fracasado, sino que a menudo han exacerbado el problema. Por ejemplo, en Sudáfrica... Prohibición de la venta de productos de tabaco para mitigar la propagación de la COVID-19. Antes de la prohibición, hasta el 35 % del mercado total de cigarrillos del país era ilícito. Tras su implementación, el 100 % del mercado se volvió ilícito. Los operadores delictivos están ahora integrados en la cadena de suministro y tomará años revertir esta situación.

Más allá de la dicotomía entre prohibición y mercados no regulados, una regulación reflexiva y basada en evidencia puede proteger la salud pública, empoderar a los consumidores en África y adaptarse al comportamiento humano. Adoptar un marco regulatorio matizado en 2025 nos permitirá abordar mejor el consumo de nicotina y crear una comunidad más saludable e informada.

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