El paso en falso de la UE con el vapeo: pone en riesgo vidas y la salud pública

La reciente decisión de la Comisión Europea recomendación Incluir el vapeo en entornos libres de humo es un grave error. Al equiparar el vapeo con el tabaco, la Comisión no solo ignora la evidencia científica, sino que también pone en peligro la salud pública. Esta medida prohibiría el vapeo en todos los lugares donde está prohibido fumar, a pesar de que vapear y fumar son fundamentalmente diferentes.

Los entornos libres de humo se diseñaron para proteger a los no fumadores del humo de segunda mano, una mezcla tóxica de sustancias químicas nocivas que se liberan durante la combustión del tabaco. El humo contiene carcinógenos y otros compuestos peligrosos que ponen en riesgo a los transeúntes. Sin embargo, vapear es muy distinto a fumar. El vapor producido al calentar los líquidos de vapeo no contiene las mismas sustancias nocivas que el humo del cigarrillo, y Se ha demostrado que el vapeo pasivo no supone un riesgo significativo para los transeúntes..

Vapear vs. fumar: entender las diferencias clave

Una de las diferencias más claras entre vapear y fumar reside en sus ingredientes. Los líquidos para vapear contienen propilenglicol, glicerina vegetal, aromas de grado alimenticio (sustancias que organismos reguladores como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria generalmente consideran seguras) y, posiblemente, nicotina. Los cigarrillos, en cambio, contienen más de 600 ingredientes, muchos de los cuales liberan sustancias químicas nocivas al quemarse, como alquitrán y monóxido de carbono.

Además, vapear no implica combustión. Fumar quema el tabaco, liberando miles de sustancias químicas tóxicas, muchas de las cuales son cancerígenas. Vapear simplemente calienta el e-líquido, produciendo un vapor libre de las toxinas mortales presentes en el humo del cigarrillo. Según investigaciones, vapear es... 95% menos dañino que fumar y ha demostrado ser una de las maneras más efectivas herramientas para dejar de fumar. El riesgo de cáncer por vapear, por ejemplo, es Sólo el 0,4% de eso proviene del tabaco.

En cuanto a la exposición pasiva, las diferencias son aún más pronunciadas. El humo del cigarrillo libera continuamente sustancias químicas nocivas al medio ambiente, exponiendo a las personas presentes a sustancias tóxicas incluso cuando el fumador no está fumando activamente. Vapear, en cambio, solo libera vapor en cada calada, y el vapor exhalado contiene ninguno de las peligrosas sustancias químicas de combustión presentes en el humo del cigarrillo. El vapeo pasivo solo expone a los presentes a trazas de nicotina, niveles que distan mucho de ser perjudiciales.

Un mensaje peligroso

La Comisión Europea comete un grave error al equiparar el vapeo con el tabaco. Esto envía un mensaje peligroso y engañoso a millones de fumadores que dependen del vapeo para dejar de fumar. Equipara erróneamente el vapeo —una herramienta de reducción de daños— con el tabaco, que es mucho más peligroso. Esta decisión cierra la puerta a una alternativa que salva vidas, poniendo en peligro la salud pública en un momento en que deberíamos animar a los fumadores a cambiar de hábito.

La recomendación de la Comisión ignora por completo la evidencia de que el vapor pasivo presenta riesgos insignificantes para la salud en comparación con el humo de segunda mano. Al incluir el vapeo en las regulaciones antitabaco, se corre el riesgo de que menos fumadores se cambien al vapeo, lo que anula años de progreso en la reducción de las tasas de tabaquismo en toda Europa.

La solución de reducción de daños

Uno de los principales objetivos de las políticas antitabaco siempre ha sido animar a los fumadores a dejar de fumar. El vapeo es una herramienta eficaz para la reducción de daños, ayudando a los fumadores a dejar de fumar y a consumir nicotina de forma mucho más segura. Sin embargo, al equiparar el vapeo con el tabaco, la Comisión elimina un importante incentivo para que los fumadores cambien.

Permitir el vapeo en zonas donde está prohibido fumar les indicaría a los fumadores que es una opción mucho más segura. Promovería la reducción de daños y ofrecería a los fumadores una alternativa viable que podría ayudarles a dejar de fumar para siempre. En lugar de aprovechar esta oportunidad, la Comisión está impulsando una política que probablemente tendrá el efecto contrario: disuadir a los fumadores de cambiarse.

La Alianza Mundial de Vapeadores insta encarecidamente a los responsables políticos de la UE a que reconsideren su postura. La evidencia es clara: vapear no es lo mismo que fumar, y no debería considerarse como tal. Incluir el vapeo en entornos libres de humo socavará los objetivos de salud pública en toda Europa.

Publicado originalmente aquí

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